Qué tiempos
aquellos
cuando creíamos ver todo
tan cuidadosamente ganado y conquistado
No hay invasión externa
no hay invasiones bárbaras, esta vez;
repugnantes vómitos -sólo-
desde el hígado social:
cifras sin rostro elaboradas
por personas-robot supervisadas por
patanes en civilidad
y castrados en dialéctica,
y castrados en dialéctica,
pedestales de mando muy serviles
a bocas insaciables de poder y dinero.
Y ahora todos nosotros
temiendo
acojonados
por no perder ese trabajo, tan necesario
ese bendito trabajo que lleva legumbres
a la mesa, sin ya pedir, siquiera
un compartir del ruido de cucharas
entre padres e hijos;
entre padres e hijos;
ese trabajo al que, sin embargo,
mercachifles de empresas, tecnócratas, corruptos...
de forma incomprensible han enseñado a odiar.
6 comentarios:
... y los Inocentes no son absueltos
Felicidades
Querido amigo, cuanta realidad en tus letras. El trabajo siempre es trabajo, aunque duela
Un abrazo
Mayores verdades y mayores evidencias de corrupción de alta, mediana y baja frecuencia, Im po si ble!
Desesperante el panorama.
El miedo y el individualismo es la victoria de gobernantes y empresarios.
Un saludo.
cuanta verdad
Y a pesar de estar bajo ese caballo fornido, alcanzaremos el palo, nos erguiremos y desmontaremos el poder de la cabalgadura.
Perderemos el trabajo y las legumbres, pero recuperaremos la dignidad. Podremos morir de hambre pero con orgullo.
La revolución no está tan lejos, nos impulsan hacia ella.
Un abrazo compañero
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