Bienvenida

Entras en un taller de poesía donde no hallarás ningún maestro; tan sólo un alumno con vocación de no dejar nunca de ser alumno.

6 mar 2011

La caja de los truenos












Hay un día en que deberás destruir,
en pocas horas, todo aquello tan importante:
lo que siempre te fue exigido con urgencia y...
todos tus por-si-acaso en las copias que archivaste
en el mobiliario de tu puesto en la oficina.
    
Informes con datos de evolución, diagnósticos,
alarmas, sugerencias de mejora, proyectos...
Todo lo que hiciste y quizá nadie comentó.
Esfuerzo de prolongadas jornadas, semanas
sin descanso porque los gestores de la empresa
querían llevarla corriendo a Ninguna Parte
  -y allí es donde llegó.
    
Salvo libros de consulta y algunos artículos,
¿qué papeles querrás salvar del triturador?
Los armarios de chapa recobran resonancia
ante el más leve golpe, aturden con su vacío,
y te ves como un objeto transportable más,
llevándote en las manos los pequeños regalos
y treinta años de vida anodina en un pendrive.
   
¿Por esto te perdiste ver crecer a tus hijos?
    
Hay un día en que ves pasar la vida
como el paso de un tren por la ciudad:
lentitud que en instantes se termina,
mordedura en el alma cuando ves el vacío
que, tras de sí, va dejando el último vagón.
    
---------------------------------------------------------
Imágenes (fuentes):  "Hombre cubierto de post-it"  >  Google  >  donaremundo.com

11 comentarios:

Vanadis dijo...

Pero la llegada del tren a la ciudad, a la vieja estación, aporta vida a los vagones, un hormigueo de pasos apresurados, risas de niños, abrazos y encuentros inesperados y a veces, se ha añadir un nuevo vagón a ese "último vagón" para poder acoger nuevas esperanzas en frascos humanos con más equipaje moral que material. El "último vagón" pasa a ser la locomotora del "nuevo y añadido vagón".

Luis Nieto del Valle dijo...

Tu pincelada de esperanza llega en un momento sumamente apropiado, Vanadis. Bienvenida: se agradece la visita.

Cormoran dijo...

Tras 19 años de trabajo en la misma empresa, un buen día, nos dijeron que esto se había terminado. Recogí mis pertenencias en una caja de cartón como había visto tantas veces en las películas. Tenía su gracia, no lo puedo negar. Arranqué las fotos familiares de aquel cristal con el celofán corroído por el sol y por el tiempo. También me arrepentí de no pedir antes la reducción de jornada por conciliación familiar, aunque lo hice y la disfruté. Si algo tuve claro con mi bajo salario, es que poco me podían quitar y que mi tiempo vale mucho más de lo que me pagan (esto siempre es así).El tren pasó con buena parte de mi vida y le dije adiós con el pañuelo, despidiéndome de recuerdos, esfuerzos y tiempos vividos. De compañeros, jefes y otra fauna que formó parte de mis recuerdos. Hoy, con el pañuelo en el bolsillo, espero en la estación de la vida a que pase un nuevo tren al que subirme, y gracias al que he dejado, sabré donde agarrarme para no caer en la primera curva del viaje. De la experiencia se aprende, aunque el precio sea muy elevado.
Si necesitas una mano para subirte al tren, cuenta con la mía. Un fuerte abrazo
Luis Cabrera

veintiuno dijo...

¡Qué real y triste por ello!. ¿Qué es lo realmente importante?. Me ha gustado la forma de expresarlo, Luis. Es como un terremoto sin movimiento, hay que salir a la calle a protegerse, con lo que llevamos puesto. Todo lo demás sobra.
Hace poco me deshice de una habitación entera de papeles. Años, dias, horas de trabajo. Empecé apartando algo, terminé por tirarlo todo, era un lastre innecesario para emprender un nuevo camino.
Un abrazo.

Sara Lew dijo...

Es un poema duro, Luis, en especial la última estrofa. Si es un reflejo de tu realidad actual, no pienses que todo fue un trabajo perdido. Nada pasa en vano en esta vida. Siempre es momento para recomenzar con renovadas esperanzas, como bien dice Vanadis en su comentario.
Un fuerte abrazo.

juanxxi dijo...

Una estrategia con dos pasos (por si acaso...):
Paso 1: comprobar que la vía sigue funcional.
Paso 2: saltar del tren y planear cómo subir al siguiente; ya contamos con la experiencia y lo que hemos aprendido en el trayecto anterior.
Tal vez no sea tan difícil. Tal vez, en el siguiente tren te necesiten.
Pasarán más trenes; por desgracia, los "últmos trenes" no dejan bajarse a nadie...
Un abrazo, en cualquier modo...

juanxxi dijo...

Es el momento de olvidar los que ya pasaron,tendrás que pensar en el siguiente tren... tal vez te traiga un cargamento que compense tanto trayecto frustrante.Y lo que sí has ganado es que en el próximo trayecto vas a estar más atento a mirar por la ventanillas... seguro.

Luis Nieto del Valle dijo...

Mis queridos amigos, Vanadis, Cormorán, Veintiuno, Sara, JuanXXI... y otros: tenéis mucha razón. Es inútil arrepentirse del pasado, cada uno tiene que ver qué puede hacer para levantarse. Quizá lo único que merecen la pena son las personas que conociste, a las que amaste de algún modo, mientras dabas de comer a los cerdos o esperabas en cualquier lugar. Y es emocionante ver cómo incluso vosotros, que no tengo el gusto de conocer personalmente, acudís como amigos para animar, para sentiros solidarios. Aquí no estaba plasmando una situación dramática de necesidad, quizá por eso iba más allá, iba a esa sensación de vacío que te deja el modo de funcionar el trabajo en las empresas con estos sistemas de producción de hoy en día. ¡Si al menos percibiéramos que somos útiles a la sociedad...!. Y de repente, un día miras para atrás y quizá no veas ya ni tus huellas.

juanxxi dijo...

Alguien me dijo una vez "si quieres disfrutar del trabajo debes ser consciente de para quién haces tu trabajo, olvidándote de quién te lo paga" Y perdona la repetición del mensaje anterior, pensé que no había guardado el primero.

Rys dijo...

Enhorabuena, Luis, por saber transmitir tan bien ese momento duro y, normalmente, triste en el que te plantean que tienes que dejar tu trabajo, al que has dedicado tu vida, y pasar a otra situación de la que desconoces casi todo...
Pero ¿sabes?, en cuanto pasa "ese día en que ves pasar la vida como el paso del tren por la ciudad" resulta que se te abren los ojos y ves la cantidad de "trenes" que estaban esperando por tí para seguir disfrutando de otras cosas, mucho más interesantes, que habías dejado relegadas, precisamente, por falta de tiempo.
Un abrazo

Luis Nieto del Valle dijo...

Me alegro de que te guste, Rys, bienvenid@ al blog, gracias por tu visita. Quiero pensar que algún día suceda como dices, pero ahora se están poniendo muy duras y restrictivas las condiciones laborales y de los ERE's. Para peor, nadie explica cómo conjugar que los mayores deben trabajar más y los jóvenes deben empezar con algún empleo, ¡vaya época!. Un abrazo.