Bienvenida

Entras en un taller de poesía donde no hallarás ningún maestro; tan sólo un alumno con vocación de no dejar nunca de ser alumno.

22 may 2011

Instantes












  
  
  
  
  
Instantes,
esquirlas de una hora al caer la tarde,
tiempo que pudo ser robado al Tiempo
(o así os parecía).
   
Instantes en un lugar cercano y tan remoto,
junto a La Ciudad Perdida,
instantes de este mayo extrañamente cautivos
por antiguos caminos que perdieron el eco
y hasta el mismo sentido de unas huellas,
entre sebes de arbustos que revientan de verde
sobre los prados verdes.
   
Olores de humedad y verdor tierno,
olor de bosque umbrío sobre lluvias de abril,
inmensa luz filtrada entre las ramas,
júbilo de gorriones, melodía de mirlos en las frondas,
donde un arroyo lamía  -en verde copa-
los bordes de la vida.
   
La vida: decid qué era la vida al caer la tarde.
Instantes que inundaban el alma y los sentidos.
Dudabais si era vida o muerte dulce;
o si era un sueño dulce, sintiéndoos tan unidos.
Porque también eran los instantes de un abrazo,
ese melado abrazo que os mantuvo callados
y daba aún más sentido de que todo latía.
   
Allí, los dos, sintiendo esa fortuna, sintiéndoos
tan próximos, tan grandes, tan pequeños,
queriendo inútilmente anclar la vida
sobre aquellos instantes,
sin querer mirar...     el reloj.
   
¿Tan sólo eran instantes? ¿Así os parecían?
   

13 comentarios:

MJ dijo...

Hay instantes en los que el reloj está de más.
Precioso y profundo poema, Luis.

Por cierto, hace unos días he abierto otro blog. Si te apetece darte una vuelta por allí, éste es el enlace: http://tampocotengoprisa.blogspot.com/

Un abrazo.

Sara Lew dijo...

Consigues que todos nuestros sentidos afloren bajo esos árboles; que parecen tan gigantes como esos instantes que describes. Maravilloso poema, Luis. Un gusto leerte.
Abrazos.

Cormorán dijo...

Dicen que la priavera es propicia al enamoramiento. No lo dudo. Solo con leerte se enamora uno de la vida, de ese entorno natural al que nos llevas. Y como bien dices, anclados alli olvidaríamos el tiempo sin ponerle límites.
¿Qué hace que se pierda, que abramos los ojos y descubramos que el bosque es asfalto y que el ser amado se ha esfumado? Qué etérea es la felicidad y el amor.
Precioso poema Luis. Aunque fuese por un momento fui felizmente enamorado en los recuerdos.

Luis Nieto del Valle dijo...

Vaya, qué alegría me dais, MJ, Sara y Cormorán, si he conseguido transmitiros alguna sensación.

MJ, visitaré tu nuevo blog para ver de qué va, seguro que necesitabas variedad después de tu excelente dominio de los palíndromos, jajaja.

Gracias por vuestra visita. Un abrazo.

Neptuno dijo...

¡Felicitaciones por estos "Instantes"! Me han transmitido y recorddado lo rápido que se pasa el tiempo al lado de la persona amada o deleitándose uno mismo en un entorno agradable y cargado de frescura. Han sido unos "instantes" de placer al leerlo.

Luis Nieto del Valle dijo...

Pues brindemos por la vida, Neptuno. El placer también ha sido mío por volver a visitarme en este sitio, y por tus comentarios.
Un abrazo

Luis Nieto del Valle dijo...

Por cierto, MJ, ayer visité tu nuevo blog (ya lo habrás comprobado) y ha sido un placer leer lo que tienes: breve, variado, con calidad.

Luis Nieto del Valle dijo...

Cormorán, alguien me dice que tu comentario es muy bonito. Y es verdad: una reflexión impregnada de nostalgia. Yo añadiría que te animo a no ver todo esto como un pasado que no vuelve.

Cormorán dijo...

Mi querido Luis. Te agradezco los ánimos y pondré empeño en ello. Trataré que los ciclos bajos pasen rápidos y buscaré los altos. Si bien con el paso de los años se vive más de los recuerdos que de planes de futuro. Otra forma de saborear tiempos gloriosos retomándolos aunque sea por un breve momento. Algo que conseguiste cuando leí tu poema.

Vanadis dijo...

La vida está llena de matices, de colores, de olores y de 'instantes'. No desperdiciemos ninguno, aunque sean en forma de recuerdos porque a veces tienen el aspecto tan real que hasta los podemos tocar... un placer más. Vida, muerte o sueño dulce en "Instantes, esquirlas de una hora al caer la tarde...". Muy bello Luis. Me lo guardo para otro momento cuando la vida me dé matices amargos. Un abrazo.

Luis Nieto del Valle dijo...

Gracias, Vanadis, ¡qué alegría!. ¿Sabes que eres afortunada pudiendo decir "para cuando la vida me dé matices amargos"?. Espero que la vida te sonría siempre, o de lo contrario habrá que contarle un chiste para que cambie de humor, ¿no te parece?. Porque, a veces, la vida depende de la propia actitud para encajar los acontecimientos inevitables. Otro abrazo para tí.

Anónimo dijo...

Extraordinario poema. Ávido de leer algo como la gente, me encontré con este tesoro. Gracias!

Luis Nieto del Valle dijo...

Hola, Diego, bienvenido a este blog. Me alegro de que hayas encontrado este poema y te haya gustado tanto. Yo he tenido la oportunidad de conocer la existencia de tu blog de poemas, y ya te he visitado y comentado. Nuestro reto es no dejar nunca de aprender. Encantado de 'conocerte' al otro lado del Atlántico, es la parte buena de internet. Un abrazo.